Hace tres años, cuando Runroom literalmente abrió sus puertas a la comunidad ágil, nuestro primer panel de Scrumban despertó las suspicacias de los agilistas más ortodoxos. Esta metodología, híbrido de Kanban y Scrum, nunca fue bien vista del todo. Incluso hubo quien, en un alarde de agudez maléfica, quiso rebautizarla como Scrummal… Haters, haters everywhere.

Y, qué quieres que te diga! En muchos casos, no les faltaba razón. Aún y así, a día de hoy seguimos utilizándola y las voces críticas se han apagado por completo.

Me gustaría compartir contigo lo que he aprendido todo este tiempo. Dónde nos equivocamos, qué dificultades encontramos, por qué la elegimos, y cómo funciona.